viernes, 29 de diciembre de 2017

CARMEN AMAYA

1.913 – 1.963

Bailaora.

Nació en Barcelona, España.


Sus padres, gitanos de pura raza, eran originarios de Granada. Fue la segunda de once hermanos; José Amaya, El Chino, su padre, la llevaba a las tabernas donde bailaba descalza; su madre era la bailaora Micaela Amaya Apenas levantaba u metro del suelo. Sentada sobre una silla permanecía impasible y estatuaria., de pronto, un brinco y la gitanilla bailaba.


Viajó a París en 1.929, con su tía “La Faraona” y su prima María, formando el Trío Amaya, y también triunfó en la tierra más difícil, Andalucía. Después, vendría Madrid, su entrada en el cine de la mano de Buñuel y, de pronto, cuando todo parecía ir irremediablemente bien, le sorprendió la Guerra Civil. Carmen acostumbraba a rodearse de su familia. Con ella cruzó la frontera y llegó a Lisboa. Apenas comenzó a bailar, cambió su destino y un telegrama con una invitación la llevaría hasta Buenos Aires. Cuando regresó, once años después, llevaba un abrigo de bisón y era la bailaora gitana más famosa del mundo.

En cierta ocasión, cuando el presidente de los EE.UU., maravillado de su arte, le regaló una chaquetilla bordada con brillantes y pedrería, Carmen la troceó y la repartió entre las mujeres de la compañía. Allí el público la adoraba y fue necesario un camión para transportar sus flores. En realidad, parecía mentira que cuarenta kilos de peso, y metro y medio de estatura, pudieran armar tanto alboroto sobre su escenario.

Se casó con Juan Antonio Agüero, guitarrista de la compañía y payo, el que decía que, su luna de miel duró desde que se casaron hasta que Carmen murió.

C uando regreso a Barcelona, lo hizo para rodar Los Tarantos, con Antonio Gades. Carmen, al llegar, besó el suelo catalán. Trabajo tanto que su esposo dijo que, de no haberla obligado a comer y a dormir, se hubiera alimentado de cigarrillos y café.

Cuando bailó frete a la reina de Inglaterra, el periódico recogió la noticia: Dos reinas frente a frente

Dramática y violenta, cambió el baile flamenco. Su ejecución del redoble hacia atrás y el taconeo, fue única. Cansada de viajar, compró una casa en Bagur, Girona. No la disfrutaría mucho, y moriría allí, a causa de una insuficiencia renal. 

A la hora de su entierro, mientras una multitud seguía al féretro, otra saqueaba su casa. Sus pertenencias se convirtieron en reliquias en manos de los gitanos. A continuación, como si el cielo se apiadara, llovió durante veinte días seguidos.

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