lunes, 22 de mayo de 2017

MARÍA JOSEFA ACEBEDO DE GÓMEZ

1803 – 1861


Poetisa y escritora.


Nacida en Santa fe de Bogotá, Colombia.

Perteneció a una familia de alto abolengo integrada por conquistadores, encomenderos y funcionarios del gobierno durante la época de la colonia. María Josefa Acevedo de Gómez fue hija del "Tribuno de 1810", José Acevedo y Gómez y de Catalina Sánchez de Tejada.

Contrajo matrimonio con el abogado Diego Fernando Gómez, con quien tuvo dos hijas: Amelia y Rosa. Una vez formado su hogar, se instaló en la Hacienda El Chocho, en Fusagasugá, donde vivió durante once años. La administración del hogar, la vida campestre y la oportunidad de convivir con personajes rústicos contribuyeron a la definición de su estilo literario. Le correspondió vivir la época de la reconquista española, las guerras de la independencia y las incertidumbres políticas del país durante el siglo XIX. Estas circunstancias influyeron en la vida de la poetisa y escritora. 

La influencia familiar y cultural de su madre fue decisiva para que se convirtiera en la primera mujer escritora de la época republicana y la primera escritora civil de la historia nacional colombiana. Sus obras costumbristas recogen aspectos del comportamiento masculino y femenino, de la economía de su época, de las joyas, vestidos, muebles y provisiones. Con respecto a la parte poética, sus obras contienen poesías escritas desde 1823.

Lo mejor de su obra en prosa recoge narraciones cortas que ilustran con precisión y amenidad capítulos de la vida de personajes célebres, olvidados o ficticios, de Colombia. Su producción literaria empieza con la edición de su Ensayo sobre los deberes de las casadas, donde redacta una serie de consejos masculinos sobre las virtudes que se deben cultivar para lograr una convivencia conyugal en paz (1857, 5ª edición). Otras obras son: Tratado sobre economía doméstica para el uso de las madres de familia y de las amas de casa, (1848), donde plantea el buen comportamiento de la pareja; Poesías de una granadina (1858), que contiene poesías como "Una tumba en los Andaquíes", dedicada a la memoria de su padre, y el soneto "Santa Elena", colocado al pie de un paisaje representando la tumba y la sombra de Napoleón; Oráculo de las flores y de las frutas (1857), acomodado a su lenguaje, y con doce respuestas en verso para cada una de las cuarenta y ocho preguntas importantes que contiene sobre la suerte presente y futura de los curiosos. Cuadros de la vida privada de algunos granadinos, copiados al natural para instrucción y divertimiento de los curiosos (1861), son narraciones cortas sobre la vida de algunos personajes colombianos.

Es autora, además, de varias biografías familiares y de su propia autobiografía, redactada pocos días antes de su muerte.

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