1803
– 1861
Poetisa
y escritora.
Nacida
en Santa fe de Bogotá, Colombia.
Perteneció
a una familia de alto abolengo integrada por conquistadores,
encomenderos y funcionarios del gobierno durante la época de la
colonia. María Josefa Acevedo de Gómez fue hija del "Tribuno
de 1810", José Acevedo y Gómez y de Catalina Sánchez de
Tejada.
Contrajo
matrimonio con el abogado Diego Fernando Gómez, con quien tuvo dos
hijas: Amelia y Rosa. Una vez formado su hogar, se instaló en la
Hacienda El Chocho, en Fusagasugá, donde vivió durante once años.
La administración del hogar, la vida campestre y la oportunidad de
convivir con personajes rústicos contribuyeron a la definición de
su estilo literario. Le correspondió vivir la época de la
reconquista española, las guerras de la independencia y las
incertidumbres políticas del país durante el siglo XIX. Estas
circunstancias influyeron en la vida de la poetisa y escritora.
La
influencia familiar y cultural de su madre fue decisiva para que se
convirtiera en la primera mujer escritora de la época republicana y
la primera escritora civil de la historia nacional colombiana. Sus
obras costumbristas recogen aspectos del comportamiento masculino y
femenino, de la economía de su época, de las joyas, vestidos,
muebles y provisiones. Con respecto a la parte poética, sus obras
contienen poesías escritas desde 1823.
Lo
mejor de su obra en prosa recoge narraciones cortas que ilustran
con precisión y amenidad capítulos de la vida de personajes
célebres, olvidados o ficticios, de Colombia. Su producción
literaria empieza con la edición de su Ensayo
sobre los deberes de las casadas,
donde redacta una serie de consejos masculinos sobre las virtudes
que se deben cultivar para lograr una convivencia conyugal en paz
(1857, 5ª edición). Otras obras son: Tratado
sobre economía doméstica para el uso de las madres de familia y de
las amas de casa,
(1848), donde plantea el buen comportamiento de la pareja; Poesías
de una granadina
(1858), que contiene poesías como "Una tumba en los Andaquíes",
dedicada a la memoria de su padre, y el soneto "Santa Elena",
colocado al pie de un paisaje representando la tumba y la sombra de
Napoleón; Oráculo
de las flores y de las frutas
(1857), acomodado a su lenguaje, y con doce respuestas en verso para
cada una de las cuarenta y ocho preguntas importantes que contiene
sobre la suerte presente y futura de los curiosos. Cuadros
de la vida privada de algunos granadinos, copiados al natural para
instrucción y divertimiento de los curiosos
(1861), son narraciones cortas sobre la vida de algunos personajes
colombianos.
Es
autora, además, de varias biografías familiares y de su propia
autobiografía, redactada pocos días antes de su muerte.